La población mudéjar que habitó la comarca de Tarazona y el Moncayo dejó numerosas huellas que todavía se pueden observar.

En Tarazona, conocida como ciudad mudéjar desde 1965, podemos visitar la imponente y majestuosa catedral dedicada a Santa María de la Huerta, declarada Bien de Interés Cultural. Su construcción comenzaría en el siglo XII y, gracias a las reformas y a los embellecimientos llevados a cabo a lo largo de los siglos, hoy podemos disfrutar de un impresionante espacio de convivencia del gótico de influencia francesa con el mudéjar y arte del Renacimiento, principalmente, pero también con el barroco. Asimismo, podemos visitar el exconvento de San Francisco y la iglesia de Santa María Magdalena, ubicada en uno de los barrios más antiguos de la capital, el barrio del Cinto, y con uno de los campaniles mudéjares que caracterizan el perfil de Tarazona. Los avatares de guerras y conflictos entre las familias más poderosas de la ciudad antigua nos dejan pocos datos sobre la construcción original de este templo, pero será a partir de 1409 cuando comience su reconstrucción, acercándonos a su imagen actual. Otras muestras mudéjares son la parroquia de San Miguel Arcángel y el convento de Santa Ana.
Tras abandonar Tarazona nos acercamos a Tórtoles para visitar la mezquita mudéjar, construida entre 1447 y 1455. Se trata, casi con toda seguridad, de la mezquita más tardía conservada en Aragón. Desde Tórtoles regresamos a Tarazona y tomamos la carretera N-122. En poco más de 2 kilómetros nos desviamos a la izquierda para acercarnos a Torrellas. Para aprender todo lo que la cultura islámica dejó en estas tierras es obligada la visita a la parroquia dedicada a San Martín de Tours, donde está instalado el Centro de Interpretación la Huella del Islam. Esta comunidad dejó en la villa de Torrellas importantes tesoros del mudéjar, como los restos del castillo que se reparten entre las casas de hoy, pero ante todo, la torre mudéjar de la iglesia, que se levanta sobre el caserío. No se puede pasar por esta localidad sin descubrir su recoleta plaza, un tesoro porticado en el que uno se adentra en tiempos pasados. Se trata de una antigua plaza de mercado, ejemplo de arquitectura civil en la comarca que recuerda a las plazas castellanas, en las que los soportales eran lugares para actividades culturales y sociales.
Desde Torrellas tomamos la carretera comarcal hacia el Moncayo para alcanzar Los Fayos. En esta población podemos disfruta de la iglesia de Santa María Magdalena, del siglo XVI, y del campanario que se alza a sus pies, de fecha posterior, en el que todavía se aprecia el peso de la tradición constructiva y ornamental mudéjar.
Tras abandonar Los Fayos nos dirigimos a Santa Cruz de Moncayo. Esta villa situada junto a La Diezma posee unas ricas canteras de arcillas, de donde durante siglos se abastecieron de barro y ladrillos muchos de los municipios de la comarca, incluido Tarazona para la construcción de la catedral de Santa María de la Huerta. Hasta avanzado el siglo XVI, esta localidad estuvo habitada en su mayoría por población morisca, lo que tal vez explique el origen mudéjar de lo que fuera su mezquita, reconvertida en parroquia cristiana en un edificio posterior del siglo XVII-XVIII. En la posterior rehabilitación llevada a cabo en los años 60 y 70 se borrarían todas las huellas musulmanas en el templo hoy dedicado a la Exaltación de la Santa Cruz. A nuestros días ha llegado la larga tradición que este municipio ha dedicado a la alfarería y a la cerámica en forma de museo.
Ya en Grisel, la localidad situada bajo la sombra del Moncayo y a los pies de la Diezma, dedica su iglesia parroquial a Nuestra Señora de la Asunción. Es una fábrica de ladrillo del siglo XVI, construida sobre un templo anterior del siglo XIII, donde puede observarse la diferencia de materiales de una y otra construcción.
Desde Grisel viajamos hasta Lituénigo para visitar la iglesia de la Purificación de la Virgen. Este edificio es de mediados del siglo XVII y está construido sobre un templo anterior, del siglo XIII, del que se conservan pequeñas señales en el cuerpo inferior de la torre.