Descripción
Grisel, nombre mítico de las leyendas de época morisca en el siglo XVI por su pozo de los Aines, tiene dentro de su casco urbano uno de los mejores ejemplos de castillo-palacio de la comarca de Tarazona y el Moncayo. Pero en el entorno de esta población existen unas construcciones que son un buen ejemplo de la arquitectura en piedra seca de la comarca: las típicas casillas de pico.
El monte de La Diezma fue hace siglos un bosque que poco a poco se ha ido deforestando, pasando a convertirse en una importante zona de pastos para los ganados de la comarca por su clima y cercanía al Moncayo.
Hacia el final del siglo XIX aumentó considerablemente el precio del vino español, lo que provocó el cambio de cultivo en muchas zonas de este territorio.
Las especiales características geológicas del suelo hicieron enormemente difícil y duro trabajar estas laderas para plantar vid, aflorando ingentes cantidades de piedras que fueron utilizadas para hacer los orillos o ribazos que sujetaran la tierra en los bancales y para construir las casillas de pico.
Estas edificaciones son de planta circular, terminadas en pico y construidas en piedra seca; técnica consistente en levantar muros a base de piedra sin colocar ningún tipo de argamasa o mortero entre ellos.
Las 27 casillas halladas, o inventariadas en el entorno de Grisel, han servido durante más de un siglo de apoyo en las labores agrícolas a los labradores. A partir de la década de 1960, el casi total abandono del cultivo de la tierra lleva aparejado que no se realice un mínimo mantenimiento de las casillas, derrumbándose varias de ellas y estando en serio peligro de hacerlo otras más.
Desde la Asociación Cultural “La Diezma” y el Ayuntamiento de Grisel se pretende consolidar y recuperar el máximo número posible de casillas de pico.
A lo largo de este recorrido visitaremos 4 de las 27 construcciones inventariadas. La mayoría de las casillas se encuentran en terrenos municipales y para acceder a ellas es necesario desviarse unos metros de los caminos públicos.
Comenzamos el itinerario desde la población de Grisel, donde podemos visitar una reproducción de las casillas junto a la iglesia de la localidad. Abandonamos el pueblo por la carretera que asciende en dirección sur y, tras unos 1,5 km del pueblo, aproximadamente, a mano derecha de la vía asfaltada, encontramos la primera casilla circular. Esta tiene un muro lateral de protección, está excavada totalmente en la ladera y la parte delantera aparece cubierta por una estructura de maderos, ramas, ramillas y tierra. La entrada está construida con jambas de gran tamaño y dintel monolítico.
Continuamos por la carretera y en una pronunciada curva a la derecha, encontraremos una pista que sale a la izquierda y que discurre bajo el parque eólico de La Diezma.
A la derecha de la pista, entre las terrazas levantadas en la ladera, encontraremos otras dos casillas. Una de ellas se encuentra en buen estado de conservación, aunque existe alguna filtración en los muros. Las paredes son de piedra seca y el zócalo, de poca altura, está excavado en la ladera. La cubierta es de falsa cúpula por aproximación de hiladas y el punto central interior está ocupado por un espolón. La entrada la constituyen jambas de gran tamaño encastradas con el resto de los muros y dintel monolítico.
La segunda se encuentra excavada totalmente en la ladera y su estado es ruinoso, ya que solo queda el arranque de los muros.
De regreso a la carretera, encontramos a mano izquierda, en la ladera NE de La Diezma, la cuarta y última casilla. Esta se conserva muy bien, aunque le faltan algunas piezas en la parte exterior de los muros. La parte trasera, hasta media altura, está excavada en la ladera; la cubierta es de falsa cúpula por aproximación de hiladas y el punto central interior está ocupado por un espolón.
Como podréis observar, las casillas de Grisel son un claro ejemplo de arquitectura tradicional que han sabido permanecer en el tiempo para enseñarnos un poco de la vida y costumbres de las gentes de estas tierras.