En la ladera noreste de la comarca de Tarazona y el Moncayo se alza uno de los más privilegiados miradores de esta comarca: el del El Buste. Alejado del somontano del Moncayo y orientado hacia las terrazas del río Ebro, encontramos una localidad que, con modernas instalaciones, lucha por conservar la escasa población que hoy tiene censada. A pesar de ello, todavía quedan amantes de la tranquilidad y del sosiego que vuelcan sus ilusiones en conseguir alguna de sus singulares casitas.
Desde el casco urbano de la población, tomamos la carretera que lleva a Borja, pero a los pocos metros del inicio, justo antes de una pronunciada curva a la izquierda, nos desviamos a la derecha para seguir una pista que finalmente se convierte en senda y que nos acerca a curiosas formaciones geológicas y cuevas esparcidas bajo las paredes rocosas del cerro del Boquerón. Poco a poco, el recorrido va ganando altura, mientras las panorámicas se hacen más amplias.
Tras un brusco giro a la izquierda, la excursión asciende hasta la pista donde se encuentra el parque eólico que se extiende a lo largo de la cresta del cerro. Al alcanzar la pista, debemos de tomarla a la izquierda y, tras unos 700 metros, alcanzamos el impresionante mirador del Balcón de El Buste, desde donde se obtienen unas espléndidas vistas hacia el Moncayo, el valle del Queiles y la ribera del Río Ebro. Además, los alrededores de esta atalaya constituyen una zona propicia para la práctica de deportes de aventura, como la escalada.
Tras el disfrute y el descanso en el mirador, avanzaremos en descenso por la carretera, hasta llegar de nuevo a El Buste. Lo más sobresaliente de su casco urbano es la iglesia tardo-románica de la Purísima Concepción, perteneciente al siglo XIII, aunque la cabecera corresponde a una reforma de principios del siglo XVII.
En las proximidades de El Buste se halla la ermita de San Roque. Para llegar hasta ella debemos atravesar la población y tomar una pista asfaltada y ascendente que nos llevará a los pies del templo, destino de varias romerías, como la que se celebra el primer miércoles de mayo en la que los busteños, acompañados por los danzantes del "paloteao", acuden en romería a la ermita para trasladar las reliquias de los santos a la iglesia parroquial.